Recortes Prensa

Tomado de «El Mercurio de Vaparaíso» 01/06/2009 mfgarcia@mercuriovalpo.cl

Familia Collado Jaume

La Celeste de los gatos

Con uno de los cattery más prestigiosos de Chile en el que alberga a más de 12 felinos persas genuinos y una colección de casas en miniatura, Antonieta, hija de Sebastián Collado Mauri descubre el fantástico mundo que le legó su padre aragonés.

 

Antonieta Collado además de las casas en miniatura que ella misma decora y de los gatos persas, también colecciona pequeñas estatuas y bustos de los músicos clásicos.

 

Pablo Neruda le decía Celeste, no sólo para rendir un homenaje a sus profundos ojos azules. Razones tenía el poeta para no llamar por su nombre de pila a María Antonieta, hija de Sebastián Collado Mauri, industrial español que nunca supo que su despreciada casa en el Cerro Florida, se transformaría en una de las preferidas del vate oriundo de Parral y uno de los museos literarios más famosos del mundo.

A Antonieta nunca le molestó que Neruda le cambiaran el nombre; al contrario, le gustaban ciertas deferencias que el Nobel tenía con ella. No era para menos, gracias a la cercanía con la poetisa Sara Vial fue que se conocieron y se logró llegar al acuerdo de compraventa de La Sebastiana; negocio que desbordó en una entrañable amistad entre Pablo y Antonieta que le vendió la casa que su padre había dejado a medio levantar y que más de un corredor de propiedades de mente convencional pronosticó que «ese adefesio nadie lo compraría».

El autor de los 20 poemas de amor la adquirió baratísima, Antonieta no se acuerda en cuánto se la vendió pero sí que fue en cómodas cuotas mensuales; así tuvo que deshacerse de la casa que adoraba, heredada de su padre, pero de la que no se podía hacer cargo tras diez años deshabitada y a punto de ser rematada.

 

María Jaume murió a los 23 años. Él nunca se volvió a casar.

 

 

DE CASAS Y GATOS

A partir de estos episodios surgen nítidos los recuerdos de la infancia de Antonieta Collado que hoy, pasados sus 80 años, mantiene un alucinante espíritu infantil. Estar en su casa de Recreo, es entrar a un cuento de hadas. Coleccionista innata, nos abre las puertas no sólo de su particular vivienda, diseñada y transformada arquitectónicamente a su pinta tal como lo hacía su padre. También abre una a una sus casas de juguete, elaboradas a escala y decoradas por ella misma con la delicadeza y el gusto de una artista.

No se escapa detalle en estas mini viviendas, verdaderas obras de arte. Con iluminación propia, se pasea por estas joyas en las que no se escapa detalle; es como de un pestañeo, viajar a Liliput, un sueño que aquí deja de ser cuento y se vuelve realidad.

Pero las casas no son su único chiche. Los gatos persas genuinos son otra de sus insólitas pasiones. Antonieta es la primera mujer que en Chile tuvo un criadero de esta especie y hoy es dueña de uno de los cattery más prestigiosos del país, con más de 12 tiernos mininos -en otras épocas tuvo muchos más- pura raza que ocupan un amplio patio donde conviven como reyes. Con reposeras al aire libre y zona de juegos gatunos, se echan a dormir después de degustar la comida especial, traída del extranjero. Entre ellos juegan y se miman bajo la mirada atenta de su ama.

 

 

Sebastián Collado vestido de voluntario de la Séptima Compañía.

 

HERENCIAS BENDITAS

De su papá heredó, además del gusto por los animales, una personalidad especial, excéntrica dirían algunos, curiosa, excesivamente creativa que se nota en cada rincón de su casa. Pero Antonieta es modesta, no le gusta hablar de sí misma, cuesta pero de a poco se suelta.

Su papá, de origen aragonés, murió joven, tenía 52 años; su mamá, María Jaume Sales, catalana de Mallorca, tenía recién 23 cuando una operación de emergencia a la vesícula la fulminó. Sebastián Collado a los 33 años quedó viudo y con 4 hijos. Antonieta era la mayor, después venían Nuri, Lucy y Mauricio.

Sebastián y María Jaume se conocieron en una fiesta de la colonia española y su amor fue eterno. Él nunca se volvió a casar, y a los niños los ayudó a cuidar la abuela materna. Sin embargo, siempre fue cercano a ellos pese a que tampoco descuidó su trabajo como empresario y constructor; además, fue uno de los voluntarios de la Séptima Compañía de Bomberos.

Dueño de la afamada fábrica de baldosas El Sol, poco a poco levantó una serie de inmuebles entre los cerros Florida y Bellavista de Valparaíso. Emblemática fue la «Villa Hispania» conocida como el castillo rojizo donde vivió mucho tiempo con su descendencia.

Hasta ese lugar se transporta Antonieta con su imaginario y repasa su infancia en Valparaíso donde nació y creció rodeada de mascotas: perros, monos, loros…hasta una vaca preñada, la Cernicala, le mandaron de regalo después de una estadía en el sur en el fundo de unos parientes.

Aunque estaba pequeña, de cinco años, cuando murió su mamá, la recuerda como una mujer alegre de la que conserva las muñecas que le regalaba. Estudió en las monjas de Nuestra Señora de Lourdes y después se cambió a las monjas Francesas donde entabló una temprana y perdurable amistad con Sara Vial, a quien Pablo Neruda le había encomendado que le buscara una casa en Valparaíso. La famosa descripción que hizo el poeta de la casa que quería: «no puede estar ni muy arriba ni muy abajo. Debe ser solitaria, pero no en exceso. Vecinos, ojala invisibles. No deben verse ni escucharse. Original, pero no incómoda. Muy alada, pero firme. Ni muy grande ni muy chica. Lejos de todo pero cerca de la movilización. Independiente, pero con comercio cerca. Además tiene que ser muy barata», calzó a la perfección con la que Collado Mauri empezó a construir para él, una vez que sus cuatro hijos estuvieron casados, pero no la alcanzó a terminar.

 

 

Sebastián y María Jaume el día de su matrimonio.

 

VALPARAÍSO MI AMOR

Todo lo que dejó lo había edificado en Valparaíso, ciudad que amó entrañablemente. Ese sentimiento se los transmitió a sus hijos que crecieron como orgullosos porteños, de hecho Antonieta recuerda casi como un hobby su costumbre de bajar los cerros en ascensor y subirlos a pie con sus hermanas.

Por eso cuando tuvo que comprar una casa para ella, una vez vendidas las propiedades que dejó su padre, buscó una que fuera como en la que había crecido: con un entorno enredado, ojala con un almacén al frente y que tuviera casas para arriba, enfrente y a los lados; condiciones algo parecidas a las que exigía Neruda.

Fueron tantas las semejanzas entre ambos que cuando murió el poeta le dejó encargada a Raya, su perra chau chau. Antonieta la cuidó y educó haciéndola campeona en varias exposiciones caninas de alto nivel, hasta que un día la viuda Matilde, decidió venderla.

El amor por los perros lo tuvo siempre, de hecho antes de coleccionar gatos, tuvo criadero de canes, había cocker americano, chau chau, dálmatas, maltés y se hizo socia del Kennel Club de Chile.

Antonieta Collado vive en Recreo hace casi 40 años, en una casa que compró con las características que ella quería, a medio hacer para transformarla a su gusto. Llena de arcos y escaleras cortas que definen distintos niveles, la casa es de un estilo único, muy personal, con una atmosfera mágica donde los gatos persas pululan como criaturas sagradas.

 

 

DECORADORA NAVALSin haber estudiado nunca, Antonieta era una artista de excepción. El talento lo tenía y por eso se le encargó durante muchos años la decoración de los barcos de la Sudamericana de Vapores. Dos veces viajó a Nueva York a la prestigiosa tienda Schumacher en la Tercera Avenida a elegir y comprar cada una de las telas, accesorios y detalles para El Longaví, El Laja, El Loa y otros más. Cerca de 16 mil dólares gastaba en cortinaje, papel mural, lámparas, alfombras, para cada una de las naves. La mercadería era llevada a Panamá y de ahí la enviaban a Talcahuano.Todos los barcos lucían diferentes pero con la impronta de Antonieta Collado, lo mismo que la famosa discoteca Topsy de Reñaca que también diseñó y decoró a su pinta. Hace sólo cuatro años dejó este oficio, después de años de ganarse un merecido prestigio por su capacidad de innovación y originalidad. Muchos departamentos en Viña del Mar tienen su sello, el mismo que se evidencia en su vivienda de Recreo.

 

 

04/07/2009 – 19:01:16

gtorrejon@vtr.net

Me sumo a la importancia de la familia Collado en valparaíso y sus alrededores. Somos primos con Marcos Collado. Mi nombre es Gonzalo Torrejón Collado, hijo de Ely Collado Fortuny y nieto de Francisco Collado Santolaria. precisamente Ely viene llegando de Barcelona y estuvo compartiendocon nuestra prima Tere Carreras, nieta de la hermana de mi abuelo Francisco, Dolores Collado Santolaria. Muchos saludos y muy bueno el articulo sobre nuestros parientes.- 

saludos 
Firma: Gonzalo Torrejón Collado.-

15/06/2009 – 23:23:13

collado.marcos@gmail.com

Que grata sorpresa verla en este reportaje del diario «El Mercurio». Yo soy hijo de Heriberto «Tito» Collado Fortuny», hijo de Francisco Collado Santolaria. Yo, ya hace muchos años, resido en Canada y recuerdo haber compartido con Ud. en algunas ocasiones en compañía de sus primas (mis tías) Ely y Marta. 
Muy interesante el reportaje, lleno de recuerdos y de historia familiar. Ojalá, lea Ud. este comentario para que reciba un afectuoso saludo de un primo, quizás ya mas lejano pero que recuerda los momentos agradables compartidos con Ud.
 
Reciba desde Canadá, un afectuoso saludo y deseos de salud y bienestar para Ud. y los suyos.
 

Atte. 

Marcos H. Collado Guerra 

Firma: Marcos H. Collado Guerra.-

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2 comentarios en “Recortes Prensa

  1. Hola que emocion, soy hija de Maria Antonieta y me encantaria ver ese documental, vivimos en viña, mi mama aun viva con 94 años ( la unica de los hermanos Collado Jaume ,viva) a pesar de su edad su memoria sigue estupenda.

  2. Hola, Yo soy Jorge Mora, y tengo el documental realizado por Manuel Mateo el año 92-93…. donde en la recreacion de el Club de la bota está el matrimonio Collado, con zambelli, Ennio, Sara, ec….yo realice casi el 60% de este documental. Envienme correo. Son 3 capitulos España y Chile.

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